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El coronavirus: Una guerra mundial

En pocas semanas este virus globalizado nos cambió la vida, no más vacaciones, cenas, traguitos con amigos, salidas al cine, al teatro o ir a un museo que por meses o años quise visitar, un concierto de mi cantante favorito, la Misa del Domingo, Jueves de Santísimo, la cena o el almuerzo de familia. Pasar solo un minuto por la casa de una amiga, tomar un café, reírnos un poco, cuechar, contarnos tonterías. Nada, todo eso se acabó. Y esto vale para todos adultos, jóvenes y menores de edad.

El último viaje lo hice hace 18 días a Madrid. Estaba muy contenta la España me gusta, me divertí, comí y también un poco de shopping, pero allí comencé a sentir el miedo, nadie se preocupaba de poder ser contagiado, cientos de personas en las calles, en los bares y restaurantes, en los centros comerciales, en el Estadio por el gran clásico Real Madrid -Barcelona. ¡Bella la vida!

El mismo comportamiento que tuvieron los italianos de la zona de Milán al inicio de esta crisis. Ahora al 19 de marzo lloramos, no digamos contabilizamos, lloramos 3.405 personas fallecidas y 41.035 personas que dieron positivo al contagio en toda Italia. También cuenta mucho la responsabilidad de nuestros Gobiernos, algunos se han mostrados más audaces y severos para tomar medidas. Otros muy irresponsables y débiles en tomar medidas que no son populares pero necesarias. Y llegamos de nuevo a la palabra de orden “responsabilidad”.

Yo me siento responsable de mi familia, no me expongo al contagio y espero que quien me gobierna sea capaz de asumir todos los riesgos.