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Apareció un súper Barsa

La superioridad Azulgrana en la final de la Copa del Rey fue tan abrumadora que uno piensa, no necesitaba contar con Lionel Messi. No ayer en el estupendo Estadio Wanda, casa del Atlético de Madrid. El 5-0 no exagera ni un centímetro en las valoraciones.

El equipo de Valverde mostró un futbol total al ganar su cuarto trofeo consecutivo en ese torneo, no tan grandioso pero con significado. Cuesta decirlo, y podría calificarse como una opinión descarrilada, pero sin Messi, todo hubiera sido igual. No es que el argentino se acostara en una hamaca para ver lo que hacían sus compañeros mientras se balanceaba, porque marcó el gol del 2-0 aprovechando taconazo musical de Jordi Alba; entregó un trazado largo a Suárez completando una pared de geometría nada común, que el uruguayo concretó implacablemente para el 3-0; fue víctima de un manotazo providencial de Soria sacándole un tiro libre hecho desde 30 metros con mira telescópica en la propia escuadra, y entregó una pelota envuelta en terciopelo que Iniesta supo manejar con delicadeza y clavar para el 4-0. Messi estuvo agitado como siempre, pero este Barcelona tan funcional, hubiera podido proporcionarle noche libre.