adspace-728x90

Nicolasito, el hijo de Maduro

El gigantesco cartel, cercano al aeropuerto caraqueño de Maiquetía, grita a favor de un candidato hasta ahora «desconocido»: Nicolás Ernesto. Mucha revolución en ambos nombres que, sin embargo, esconden el apellido de la familia todopoderosa que rige los destinos de Venezuela. Se trata de Nicolás Maduro Guerra, hijo del presidente.

«Nicolasito», como lo llama su padre en sus apariciones televisivas conjuntas, compite por un escaño en el estado de La Guaira en las elecciones parlamentarias del domingo próximo, consideradas fraudulentas por la oposición. «Recolectamos la esperanza de la gente, escuchamos al pueblo», recita en cada uno de los mítines de la que se ha transformado en la campaña estrella en unas elecciones ganadas de antemano por el chavismo.

Drama: la debacle empuja al éxodo de venezolanos a su versión más extrema

El ahora delegado de la Asamblea Constituyente, órgano revolucionario que arrebató sus poderes de forma ilegal e inconstitucional al Parlamento democrático, también tiene garantizado su escaño al figurar como cabeza de lista del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) por el estado costeño, cercano a Caracas.

Una campaña rebosante de dólares, con músicos pop que cantan las viejas canciones de Hugo Chávez, con regalos de comida y con el foco de los medios gubernamentales. Pan y circo en su expresión bolivariana, que incluye reparto de dólares en efectivo entre los miembros de las Unidades de Batalla Bolívar Chávez (UBCh), encargados de organizar y controlar los recorridos por municipios y barrios.

«Es una operación milmillonaria, repartiendo bolsas de comida, cauchos [neumáticos] a los choferes, todo un conjunto de elementos usando el patrimonio público para su propia campaña», certifica el diputado José Guerra.